Salón de Arte BOG Pasajero-Hábitat - Arteria

www.periodicoarteria.com/#!salon-arte-bog-pasajero-habitat-5533/c7bv

 

 

 

En el aeropuerto El Dorado, el arte y los residuos se unen

 

Diversos artistas crearon obras con elementos de desecho, que se exhiben actualmente en este lugar.

 

“Mire, esto sí es arte”. La frase la pronunció un policía que caminaba junto a dos compañeros. Minutos después, un niño de 5 años se acercó a la misma pieza y, mientras su mamá lo alzó para que la pudiera observar de cerca, le dijo: “Esto me gusta mucho”.

Sin importar si la pieza “es arte o no”, logró sacar del ajetreo usual a la gente que transita y que trabaja en el aeropuerto El Dorado, en Bogotá, y le llegó a públicos distintos. Como esta obra, otras 29 más se exponen hasta el 21 de febrero en diferentes áreas del terminal aéreo, en la muestra colectiva ‘BOG Pasajero– Hábitat’.

 

Esta es la materialización de un trabajo entre la sociedad Laboratorio de Proyectos LAP (Diego Prieto, Gabriel Márquez y Carolina Borrero), la empresa Esquisán –que administra y clasifica los residuos que produce El Dorado– y la concesionaria Opaín. La unión entre arte y aprovechamiento de residuos empezó en el 2014, cuando Esquisán hizo una exposición en Cero Galería y luego en el edificio de Avianca.

Pero que se vean piezas de arte de grandes dimensiones en un aeropuerto sí es algo reciente y novedoso en el país. En otras terminales aéreas en el mundo, como el aeropuerto de Catar, el arte hace presencia a través de exposiciones y alianzas con instituciones, en las que participan artistas como Bill Viola (EE. UU.). También se le han medido al reto –pues no es lo mismo exponer en una galería o museo que en un aeropuerto– terminales en Singapur, Denver (EE. UU.) y Costa Rica.

“Se puso a prueba la creatividad de los artistas, por las condiciones de seguridad que hay en El Dorado y por las dimensiones del espacio”, explica Ramiro Camelo, curador invitado por LAP para el proyecto, quien se documentó acerca de los ejemplos mencionados anteriormente para desarrollar la propuesta y escoger a los artistas.

El otro desafío fue que ellos transformaran llantas, partes de avión, alambres y latas en piezas que plantean reflexiones sobre la migración y los movimientos legales o ilegales, tanto de objetos como de personas, añade Camelo.

El resultado es diverso. Hay esculturas que miden menos de 20 cm. y otras que pesan más de 250 kilos. Hay videos que se proyectan en pared, fotografías y una colorida ave hecha con papel.

“Lo que se utilizó es mínimo si se le compara con la totalidad de residuos que deja el aeropuerto, que puede llegar a ser de 10 toneladas al día”, explica Hersson Esquivel, gerente de Esquisán. Pero el impacto es grande e imposible de cuantificar cuando se consigue que la gente se acerque al arte.

“Para la exposición en Cero Galería, llevamos a clasificadores de los centros de acopio que tenemos y fue muy gratificante ver cómo identificaban los materiales que separaron y decían: ‘Lo que nosotros hacemos vale la pena’”, añade.

La mayoría de piezas están en zonas públicas. Unas cuantas solo se ven si se va a viajar. Y no tienen fichas técnicas, pues la idea es que durante el tiempo que la persona las observe –sean segundos o minutos– esta use su imaginación para interpretarlas.

Así, para el gerente de Opaín, Andrés Ortega, la muestra “invita a los pasajeros a tener un entorno ambientalmente responsable, a la vez que los conecta con el arte y la cultura”.